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Ford Ranger naftera vs. diesel: ¿cuánto consumen?

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Por Jerónimo Chemes
Fotos de Sol Rizzaro

Cuando se habla de pick-ups modernas, hay gente que demanda productos ultraequipados y potentes, para uso recreativo, sin intención de castigo severo. Pero también, en la otra punta, están quienes necesitan una chata para trabajar todos los días. En el medio, hay cada vez mas posibilidades. Bienvenidas sean todas.

Dentro del Público Base -el de laburo, que necesita una herramienta para ejercer su actividad- están las entry level diesel de todas las marcas, como la Ranger 2.2 turbodiesel 4×4 XL que probamos el mes pasado (leer crítica).

Ahora, dentro de ese mismo público de entrada de gama, hay gente que no necesita una pick-up 4×4. Ni tampoco precisa un motor diesel, porque su actividad se desarrolla en centros urbanos y rara vez -por no decir nunca- pisan la tierra (jamás el barro).

Las ventajas del diesel en cuanto a torque a bajas RPM, economía de consumo, autonomía y capacidad de tiro/arrastre son innegables. En eso no hay con que darles a los gasoleros: son los reyes indiscutibles.

Pero, ¿si no necesitás una pick-up que no demande ninguna proeza? ¿Y si sólo necesitás trasladar cosas por asfalto, en corta o media distancia, urbano/extra urbano, la mayor parte de la veces? ¿Si no vas a tirar/arrastrar grandes pesos, desencajar camiones, subir montañas y perseguir tatúes carreta en la Patagonia? ¿Si sólo necesitas una chata con un costo operativo bajo, segura y un mínimo de confort?

Aunque pocos lo saben, Ford Argentina ofrece una versión naftera de la Ranger. Toyota Argentina hacía lo mismo con la Hilux de anterior generación, pero no se volvió a ofrecer con la nueva. Y Volkswagen produce una Amarok 2.0 TSi naftera en Pacheco, pero es sólo para exportación. Se trata de un mercado muy chico y específico.

En las diesel, hay que hilar muy fino para definir un ganador entre chatas similares, ya que por lo general son todas muy buenas. Pero en nafta, Ford ahora se corta sola y no tiene rivales entre las pick-ups medianas. Si buscamos una pick-up naftera habría que buscar entre las compactas, como la más pequeña Renault Duster Oroch, pero con carrocería monocasco y menor capacidad de carga.

Los diesel modernos requieren de atención especializada y repuestos de primera en concesionarios oficiales. No se puede ahorrar nada, porque las reparaciones son caras y con las presiones que manejan los turbodiesel, no siempre quedan bien. Además, ponés en riesgo la garantía. Ya todos lo sabemos: los turbos mal cuidados son un problema.

En este caso, la Ranger naftera busca ponerse del lado del bolsillo del usuario. Te ofrecen una chata con chasis de largueros y mantenimiento simple, sin resignar prestaciones. A eso hay que agregarle una novedad de la Ranger 2.5 naftera XL 2018: la posibilidad de instalarle un equipo de Gas Natural Comprimido (GNC), sin perder la garantía oficial del fabricante.

El tema que todos se preguntan es, ¿cuánto consume la Ranger 2.5 naftera, en comparación con la Ranger 2.2 turbodiesel?

Por fuera y por dentro son prácticamente idénticas. La única diferencia está en los emblemas que identifican al motor, en el indicador de combustible en la boca de carga y en el tacómetro del tablero, donde muestra que la naftera trabaja en un régimen más amplio.

La diferencia está en el motor: es un cuatro cilindros naftero, con 2.5 litros de cilindrada, que desarrolla 166 caballos de potencia a 5.500 rpm y 225 Nm de torque a 4.500 rpm.

La caja es de quinta y está relacionada para ahorrar combustible en la ciudad, ya que podés doblar en cualquier esquina en tercera. Y no se queja.

Vamos a lo primero: el motor es de lo más sencillo que ofrece una pick-up en la Argentina. No tiene turbo. No tiene embrague bimasa. No tiene correa de distribución (es cadenero). No tiene distribución variable. No tiene alta compresión.

Sólo son cuatro pistones que suben y bajan, con inyección multipunto.

Ustedes me conocen: no puedo evitar hacer referencia a las legendarias F100. Las nafteras que todavía dan pelea tienen el famoso 3.0 (188). Todas tienen GNC. Y todas tienen distribución por cadena. Además, embrague común y baja compresión. Salvo por las obvias diferencias generacionales, el concepto es el mismo: simpleza mecánica, llevada al extremo.

Ahora vayamos al consumo: la 2.2 turbodiesel gasta 7,9 litros cada 100 km/h en ruta (a 120 km/h). En ciudad, el consumo es de 9,4 l/100. Ese fue el resultado de la prueba que se publicó el mes pasado acá.

¿Y la naftera? Durante una semana de pruebas me dio 10,7 litros cada 100 kilómetros en ruta (a 120 km/h) y 11,7 litros cada 100 en ciudad.

Es importante aclarar que en la naftera influye mucho más el estilo de manejo que en la diesel. Si a la naftera le das zapato fuerte, el motor tira hasta 6.000 rpm y, en esas condiciones, gasta bastante más. Pero por las relaciones de caja elegidas para priorizar el consumo, la podes usar siempre a 2.000 rpm: la chata reacciona de sobra.

Ahora saquemos cuentas. Recordemos que todas las pick-ups modernas con motores turbodiesel deben cargar gasoil premium (llamado también Grado 3, Euro o “el más caro”).

En cambio, Ford Argentina recomienda usar nafta súper en la Ranger 2.5. No necesita premium. La diferencia entre diesel premium y nafta súper, dependiendo de la estación de servicio, oscila entre 0,50 y 1,25 pesos por litros, siempre a favor de la nafta. Si tenemos en cuenta que los tanques de esta pick-up cargan 80 litros, es una diferencia importante en dinero.

Pero lo más importante, que le va a interesar a muchos posibles usuarios: Ford Argentina mantendrá la garantía original de fábrica en todas las Ranger 2.5 XL que instalen equipos de GNC certificados. Y no es una garantía menor, es una de las mejores del mercado: cinco años o 150 mil kilómetros.

¿Viene de fábrica con GNC? No, no trae el equipo, lo tenés que instalar vos. ¿Entonces por qué Ford mantiene la garantía? Porque es un motor preparado para trabajar con GNC y porque Ford sabe que los usuarios de trabajo nafteros en Argentina tienen una fuerte tendencia a instalar equipos de gas. La única condición que pide Ford es que sea un equipo moderno, de marca reconocida y con las certificaciones correspondientes.

Queda claro: la garantía no cubrirá instalaciones caseras o “le paso el equipo viejo a la Ranger”.

¿Y qué ocurrió con el paso de los kilómetros en las Ranger nafteras con GNC? Durante esta prueba pude charlar con algunos dueños de Ranger nafteras de generación anterior. Todos habían puesto GNC. Encontré a uno que maneja casi 50 mil kilómetros al año con GNC. Estaba conforme y me dijo que lo volvería a elegir. En todos los casos, se trataba de equipos de quinta generación, instalados por profesionales certificados.

¿Cuánto cuesta instalar el GNC? Me tomé el trabajo de ir a dos agencias instaladoras y preguntar. Un buen equipo de quinta generación y marca de primera línea (Landi Renzo o Bugatti), correctamente instalado en un taller homologado, con dos tanques de 40 abajo del chasis (o en la caja, contra la cabina) cuesta entre 22 mil y 27 mil pesos, con la instalación incluida. El precio varía mucho dependiendo del tamaño y la cantidad de los tanques.

No pudimos probar consumos de esta Ranger 2.5 con GNC, así que no tenemos datos exactos. Pero saquemos cuentas: un metro cúbico de GNC (que rinde casi como un litro de nafta súper) cuesta nueve pesos, en promedio. Resulta tentador.

Pero basta de gas. Volvamos a la Ranger naftera.

El motor es elástico. No necesitas tirar vueltas para tener una reacción. De todos modos, lo más interesante de su empuje se encuentra de 4.500 rpm para arriba. Son valores muy diferentes a los de un motor turbodiesel.

La Ranger 2.5 XL naftera 4×2 viene de serie con neumáticos Pirelli de asfalto. Ni siquiera son mixtos. Es una pick-up para trabajar en ruta y ciudad. No es para el barro.

Lo bueno es que el chasis sigue siendo el mismo de todas las Ranger: uno de los mejores conjuntos de la Argentina. Además, como el motor naftero es más liviano, el chasis y las suspensiones trabajan sobrados.

La otra ventaja es que viene con el mismo equipamiento de seguridad de serie de todas las Ranger, que es uno de los más completos.

Por último, hablemos de precios. La Ranger XL 2.5 naftera 4×2 cuesta 482.800 pesos (hay una versión cabina simple, con el mismo motor, por 437.500 pesos). La Ranger XL 2.2 turbodiesel 4×2 cuesta 523.00 pesos (456.400, con cabina simple). La diferencia, una vez más, es tentadora y favorece a la naftera.

Por eso, como mencioné más arriba, la única rival que se le aproxima es la Renault Duster Oroch (entre 350 mil y 402 mil pesos). Pero es una pick-up monocasco, con menos capacidad de carga y sin garantía con equipo GNC.

Cuando a nadie le importaban las pick-ups, Ford ayudó a construir el país con la F100: un vehículo de laburo, rústico, noble, simple, fiel y compañero, que aún hoy sigue poniendo el pan sobre la mesa de sus dueños.

Ese es el público que busca reconquistar Ford con esta Ranger naftera. Es para quien necesita una chata que viva para él (y no él para la chata). Una compañera simple. Confiable. Y bien robusta.

Es una chata para tenerla con algún “bollo” o con un rayón, por un “fino” mal calculado. Es una chata que incluso puede estirar el cambio de aceite “un poco más”, si se tuvo un mal mes, sin tener que condenar el futuro del turbo.

Es una pick-up para quien madruga con dos grados bajo cero y sólo pide una buena calefacción. O para el que labura al mediodía con 41 grados y considera un milagro la existencia del aire acondicionado.

El mercado de pick-ups nafteras es todavía un nicho en la Argentina. Pero ya hay marcas que apuestan a ese sector específico. Son clientes que buscan algo simple, robusto y barato de mantener: una chata compañera. Bienvenida sea la mayor oferta y variedad, para cada vez más bolsillos.

J.Ch.
Fotos: Sol Rizzaro / @Sol.Rizzaro

***

La Ford Ranger naftera se ofrece con dos niveles de equipamiento, con cabina simple o doble.

Por fuera, sólo se diferencia de la 2.2 diesel por algunos emblemas. Y por el cartel de alerta en la boca del tanque de nafta.

Motor 2.5 naftero sencillo, sin turbos y con distribución por cadena.

El nivel de equipamiento XL es el más basico: chata de trabajo.

Tablero con tacómetro específico para esta versión naftera.

“¿Una chata naftera? ¿Se creen que son Ferrari?”

“¿Como Ferrari en Singapur? Esto es más confiable, papá…”

La Ranger es hoy la única pick-up mediana con motor naftero que se ofrece en la Argentina.


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